Quienes creen que los pueblos no se equivocan cuando eligen deben analizar la actual crisis en Venezuela y otras naciones del mundo. Lo cierto es que la seguridad no existe y nadie tiene la verdad en sus manos. Y el error no se despeja con un dogma. Estudiar còmo los errores han creado nuestro presente es definitivo. Rousseau estaba equivocado, el hombre no es bueno por naturaleza por cuanto si la sociedad es mala es porque el hombre así la hace gracias a sus errores.
Y los errores se heredan.
San Agustín fue mucho
más lúcido al formular la tesis del pecado original que se convirtió
en dogma para quienes profesan su mismo credo. Pero ya es hora de despertarnos
del sueño: Los pueblos se equivocan, las personas también. La historia humana
está entretejida entre muchos errores. Y estos errores son de tres tipos:
1) Errores mentales: Tienen que ver con
ideas equivocadas.
2)
Errores sentimentales: Se gestan por
causa de emociones nefastas.
3)
Errores prácticos: Que brotan de
conductas y expresiones verbales inadecuadas.
Lo normal es que los errores históricos aglutinen estos tres tipos de equivocaciones.
Los errores históricos pueden catalogarse
en función de quienes los realicen, por tanto pueden ser personales o grupales.
Si son grupales pueden subdividirse en muchas categorías: familiares, comunitarios, locales, regionales, nacionales, internacionales, globales,
interplanetarios y universales.
Los errores históricos
pueden considerarse también desde un punto de vista antropológico. Cuatro son
las dimensiones que definen el ser del hombre en este universo: Su relación con
Dios, su relación con los demás, su relación con el mundo en general, y su
relación consigo mismo. Por ello podríamos decir que hay cuatro tipos de
errores desde esta perspectiva:
1)
Los errores en mi relación con lo
divino.
2)
Los errores en mi relación con los
otros.
3)
Los errores en mi relación con el mundo
sin el cual no puedo existir.
4)
Los errores que cometo conmigo mismo.
En los errores
históricos suele estar presente el marco de errores que podemos llamar
antropológicos.
Los errores históricos
además pueden catalogarse desde las dimensiones de la vida comunitaria humana.
Así tendríamos los errores: económicos, políticos, sociales, culturales,
religiosos, científicos, técnicos, etc. Debemos aprender que cualquier
dimensión de la vida comunitaria humana es susceptible de padecer un error por
cuanto sin ellas no se teje la historia.
Aquí les presento una
serie de errores históricos:
1) 1) España, la madre patria: En Venezuela, decir que
España es nuestra madre patria es un error por cuanto así lo fue para aquellos
venezolanos de origen ibérico en la época colonial, pero actualmente no. Somos una
innegable mezcla de razas que forman una identidad única pero quienes nacimos
aquí somos hijos de Venezuela, no de alguna otra nación.
2) 5 de Julio, Día de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Esto es totalmente
incorrecto.
La independencia de
Venezuela fue el proceso jurídico-político desarrollado entre 1.810 y 1.830 a
fin de romper los lazos que existían entre la Capitanía General de Venezuela y
el Imperio español. También implicó el reemplazo de la monarquía absoluta por
la república como forma de gobierno en Venezuela.
La independencia de
Venezuela produjo el conflicto armado conocido como Guerra de Independencia de
Venezuela entre los ejércitos independentista y el español, enviado desde el
otro lado del mundo por cuanto en nuestro país había un reducido número de
oficiales y soldados ibéricos.
El 5 de julio de 1.811
se firma el acta de la independencia, ese día es celebrado en Venezuela como
día nacional, sin embargo en esa fecha lo que se hizo fue declarar formalmente
a través del documento Acta de declaración de la independencia, que Venezuela
se separaba de España. Pero la independencia venezolana no se logró sino una
década después.
3) 3) La batalla de Carabobo selló la
independencia de Venezuela.
Ciertamente fue una de
las principales acciones militares de la Guerra de Independencia de Venezuela,
en el marco de las Guerras de Independencia Hispanoamericanas. Se llevó a cabo
en el Campo de Carabobo el 24 de junio de 1.821, por parte del ejército
patriota contra el ejército español. Esta batalla fue decisiva en la liberación
de Caracas el día 29 de junio, así como del resto del territorio venezolano,
pero la expulsión definitiva de las tropas españolas se dio en la posterior
batalla naval del Lago de Maracaibo.
Es decir, con la
victoria en Carabobo, los patriotas neutralizaron las fuerzas terrestres
ibéricas y se hicieron con el control del país pero, sin el control del
territorio marítimo, desde España hubiesen llegado refuerzos, armas, municiones
y demás pertrechos para la reanudación de las hostilidades en busca de un
desembarco en suelo nacional.
El combate naval del
lago de Maracaibo ocurre el 24 de julio de 1.823 entre la escuadra de la
República de Colombia liderada por el almirante neogranadino José Prudencio
Padilla, y la escuadra de la Armada del Reino de España dirigida por el capitán
de navío Ángel Laborde y Navarro.
El combate se libró en
las aguas del lago de Maracaibo, al oeste de la actual Venezuela, siendo una
victoria decisiva para las fuerzas republicanas, con la captura o destrucción
de la casi totalidad de la escuadra española, cuya derrota fue seguida por la
capitulación y entrega de la ciudad de Maracaibo, ocupada por los realistas en
septiembre de 1.822 tras la batalla de Salina Rica. A consecuencia de esta
victoria se consolidó definitivamente la independencia de las antiguas colonias
españolas de la Nueva Granada y Venezuela, agrupadas bajo la denominación de
República de Colombia, quedando como último reducto realista en los territorios
independizados la plaza de Puerto Cabello, enclave que no revistió mayor
esfuerzo dominar.
En Colombia y
Venezuela, la batalla se conmemora cada 24 de julio como el Día de la Armada
Nacional de Colombia y de la Armada Bolivariana.
El llamado Ejército Realista
no era el ejército colonial del Imperio español; ni tuvo la misma misión ni la
organización que tenía el ejército colonial durante dicha época, que iba
dirigida a la defensa frente a potencias enemigas del exterior. Sin embargo el
ejército colonial tenía un fuerte carácter doméstico, americano, formado por
tropas locales de la ciudad en un 80 %, y por oficiales afincados en el país,
comprometidos con la élite del lugar.
El ejército borbónico o
Real, por eso el epíteto Realista, desapareció en España en el año 1.808,
construyéndose durante la guerra peninsular una fuerza totalmente nueva para
enfrentarse a Napoleón en España y servir en ultramar. Al iniciarse la
revolución hispanoamericana el ejército colonial español se desintegró y
grandes sectores del mismo se integraron a los ejércitos independentistas y
dependieron de las juntas de gobierno americanas. Los batallones coloniales se
comportaron en función del apoyo de las élites locales a favor de una Junta o
del Virrey.
El ejército realista en
América fue una organización improvisada, surgida de la reacción de los
defensores de la monarquía española, que sólo reconocían la autoridad del rey
español a través de los virreyes y las autoridades instaladas en España, y tuvo
como fin intentar detener el proceso de independencia de las colonias
americanas. La mayor parte de las agrupaciones militares españolas fueron de
nueva creación y se formaron por unidades americanas nuevas en su mayoría, por
unidades recicladas del desarticulado ejército colonial americano que
permanecían leales y por unidades expedicionarias formadas en España ad hoc,
que a su vez mantendrán su continuidad únicamente por reemplazos de americanos.
Falso.
Aunque el inglés es el
idioma más hablado en Estados Unidos, este país no tiene lengua oficial. Ni la
Constitución ni otras leyes federales establecen algo al respecto, por lo que
cada estado lo regula por su cuenta. Más de 30 de los 50 estados han
oficializado el inglés, muchos para hacerlo cooficial con otras lenguas. En
Hawái, por ejemplo, las lenguas oficiales son el inglés y el hawaiano. En
otros, como Dakota del Sur, lo son el inglés y lenguas nativas como las de los Sioux.
La razón para que
Estados Unidos no tenga lengua oficial está en el origen del país. Los padres
fundadores creían en los derechos y libertades individuales, y consideraban que
el Estado no debía imponer una lengua a sus ciudadanos, sino que cada uno era
libre de elegir la suya. No obstante, el inglés se convirtió en la lengua
oficiosa, por ser la más hablada en las 13 colonias de las que surgió Estados
Unidos.
El debate sobre
establecer una lengua oficial reaparece cada cierto tiempo. Movimientos como el
English-only (Solo inglés) no ven razones para no declarar oficial esta lengua,
ya que es la más extendida del país. Otros se oponen defendiendo que la
oficialidad no respetaría los derechos individuales y atacaría a la diversidad
demográfica de Estados Unidos. Hasta ahora ninguna propuesta legislativa para
convertir al inglés en lengua oficial ha tenido el apoyo suficiente.
La creencia errónea en Venezuela del Castellano como idioma oficial obedece a razones históricas:
al ser los españoles los primeros en arribar a lo que hoy en día es el
territorio venezolano, en agosto de 1.498, con intenciones de sumar estas
tierras al por entonces Reino de Castilla, tan pronto alcanzaron su objetivo
impusieron a los nativos su lengua, que era la castellana.
Fue así como ese idioma
pasó a ser patrio. Lo mismo sucedió entre los portugueses y quienes vivían en
el actual territorio de Brasil o entre los franceses y quienes habitaban lo que
hoy en día es el territorio de Canadá, entre otros casos. Desde que tenemos Constitución
se le ha calificado como lengua oficial a pesar que las generaciones que
surgieron luego de la época colonial comenzaron a formar su propio dialecto, el
Español de América.
La variedad utilizada
en Venezuela es el español, el cual se divide en varios dialectos: español
llanero, español caroreño, español marabino, español caraqueño, español guaro,
español oriental, etc. Lo que significa que este cambia a medida que exploramos
el país.
De acuerdo con la
Biblia, Dios es espíritu (Juan 4:24), y por ello su apariencia no se parece a
nada que podamos describir. De manera tal que su apariencia es totalmente
inimaginable y demasiado gloriosa para ser percibida sin peligro por el hombre
pecador.
En varias ocasiones, la
Biblia describe la apariencia de Dios semejante a la de un hombre. Estos casos
no deben ser entendidos como descripciones exactas de la apariencia de Dios,
sino más bien, la manera en que Dios se revela a sí mismo a nosotros, a fin de
que podamos entenderlo. Dos pasajes que describen poderosamente la asombrosa
apariencia de Dios están en Ezequiel 1:26-28 y Apocalipsis 1:14-16.
Ezequiel 1:26-28
declara: “Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de
un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una
semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. Y vi apariencia como de
bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde
el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que
parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. Como parece el arco iris
que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor
alrededor.”
Apocalipsis 1:14-16
proclama: “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve;
sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido,
refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en
su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y
su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.”
Estos pasajes
representan los mejores esfuerzos de Ezequiel y de Juan por describir la apariencia
de Dios. Ellos tuvieron que usar lenguaje simbólico para describir aquello para
lo que no existen palabras en el lenguaje humano; por ejemplo: “una semejanza,”
“que parecía,” “apariencia como,” “su rostro era como,” etc.
En los años 1.500, el
astrónomo polaco Nicolás Copérnico tuvo una idea equivocada para explicar el
movimiento de los puntos de luz que ahora sabemos son los planetas. Pensó que
el Sol en realidad era el centro del Universo, con la Tierra y los demás planetas
haciendo círculos alrededor del astro rey. Sin embargo, la esfera de estrellas
que rodeaba el Sistema Solar continuó como parte de su idea.
Ahora sabemos que no
sólo no estamos en el centro del Universo, sino también que en realidad no hay
un centro del Universo.
La Gran Explosión es el
nombre que los científicos dieron a los eventos que iniciaron el Universo. Esta
Gran Explosión se describe como una explosión enorme, pero el problema con esta
idea es que una explosión tiene un punto central desde donde se inicia, tal
como sucede en el caso de una bomba o una chispa que enciende los humos de
gasolina. La Gran Explosión en realidad no se asemejaba a esto, pero una
explosión es lo más cercano a nuestra experiencia cotidiana como para ayudarnos
a comprenderla.
La Gran Explosión no
puede haber ocurrido en un lugar en particular del Universo, porque antes de
la Gran Explosión no existía un Universo. La Gran Explosión ocurrió en todas
partes al mismo tiempo, hace unos 14 mil millones de años, produciendo el
espacio y el tiempo, impulsando una expansión muy rápida del espacio, y el
espacio ha estado expandiéndose constantemente a partir de entonces.
En su primer viaje (1.492-1.493), Colón llegó a varias islas del Caribe: Guanahaní (a la que bautizaron San Salvador), Cuba (Juana) y Santo Domingo (La Española). En La Española chocó su mejor barco, la Santa María, y con su madera se construyó un fortín llamado La Navidad. Colón regresó a España en la carabela La Niña.
El
segundo viaje, el 24 de septiembre de 1.493, fue una expedición cuya finalidad
era asentar la presencia española en los territorios descubiertos y encontrar
el camino hacia India y Catay. La primera isla a que arribó fue La Deseada, el
3 de noviembre; después descubrió Puerto Rico, a la cual bautizò San Juan
Bautista, y fue a La Española, donde encontró destruido el Fuerte de La Navidad
por una ofensiva del cacique Caribe Caonabo. En la misma isla fundó la Villa
Isabela, el 6 de enero de 1.494. Colón descubrió las Pequeñas Antillas
(Dominica y Guadalupe), después exploró Cuba y navegando
al sur descubrió Jamaica (Santiago).
En
el tercer viaje llegó a la isla Trinidad a finales del mes de julio de 1.498.
Del 4 al 12 de agosto visitó el golfo de Paria, en la desembocadura del río
Orinoco. Denominó a esta región Tierra de Gracia, por la amabilidad de los
indígenas. Supuso que había llegado a un continente por la gran cantidad de
agua dulce. Así, por primera vez, se llegaba a Tierra Firme.
Descubrió
la isla Trinidad y la desembocadura del río Orinoco en Tierra de
Gracia (Venezuela).
Posteriormente,
recorrió y exploró las tres islas del actual estado de Nueva Esparta, la isla
principal la llamó Asunción, las otras son las actuales Cubagua y Coche.
Finalmente
arribó a La Española, donde los españoles se habían sublevado por la
falta de riquezas que supuestamente encontrarían. En una de las negociaciones,
Colón propuso a un grupo de españoles el regreso a Cubagua para el tráfico de
perlas. Se fundó un asentamiento perlífero y más tarde, en 1.528, de allí nace la primera ciudad fundada por españoles en continente americano, Nueva
Cádiz.
En
su cuarto viaje (1502-1504) Colón exploró las costas de América Central
(Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá).
Por
los problemas surgidos en La Española, Nicolás de Ovando, nuevo gobernador de
la colonia, no permitió que Colón desembarcase a pesar de una inminente
tempestad y que cambiase uno de sus buques por otro de mejores condiciones.
Colón capeó como pudo el temporal y pasó a Jamaica, aunque la tormenta no le
dejó hasta el 12 de septiembre, luego de 88 días de tormenta.
Siguiendo
al oeste, descubriendo la isla de Guanaja, en la costa de Honduras, en América
Central, encontró una embarcación con mercaderes mayas que le ofrecieron cacao.
En la Punta Cajina (hoy Punta Trujillo) los tripulantes descendieron de sus
naves para asistir a la primera misa católica celebrada en la tierra firme de
América el 14 de agosto. Continuó al este y lo sorprendió un huracán, durante
varias semanas las 4 naves fueron sacudidas por la tormenta y el 12 de
septiembre doblaron un cabo. Allí se calmó la tormenta y Colón lo bautizó como
Cabo Gracias a Dios, en la costa de Honduras, por decir «Gracias a Dios que al fin
salimos de esas honduras» y de allí navegó hacia el sur.
Pero
de allí a la afirmación que es el descubridor de todo un continente, es una
temeridad.
En el Antiguo
Testamento al adversario de Dios se le llama Satán, que significa literalmente
enemigo u opositor. Paradójicamente, el Satán reflejado en los estratos más
antiguos de la Biblia nada tiene que ver con ángeles caídos ni con demonios
corrientes ni con el origen del mal, simplemente es un ángel a las órdenes de
Yahvé encargado de ciertas tareas desagradables. Es más adelante cuando Satán
ocupa en la narración el puesto del antipoder frente al Dios Creador, aunque la
existencia de este antipoder se intuye en el Génesis.
En el Nuevo Testamento,
a Satanás se le nombra como Diablo, del verbo griego diaballo (acusar). Otros
apelativos que recibe son Legión, Príncipe de los demonios, Beelzebub,
Mentiroso, Padre de la mentira, Pecador desde el principio, Tentador, Maligno,
Espíritus malignos, Espíritus inmundos o impuros, Homicida desde el principio,
Señor de la muerte, Dragón, Serpiente antigua, Belial, Dios de este mundo,
Poder de las tinieblas, Seductor del mundo entero, Ángel de Satanás o Acusador.
Lucifer, por su parte,
no está mencionado en el Antiguo Testamento, no al menos directamente,
significando Estrella de la mañana o El que lleva la luz. Según los textos del
renombrado exorcista P. Gabriele Amorth, Lucifer sería el nombre propio del
segundo demonio en importancia en la jerarquía demoníaca. No obstante, para el
Cristianismo Satanás y Lucifer son la misma cosa.
Esto no es cierto por
cuanto la vocalización del nombre del Dios judío YHWH se perdió principalmente
por dos hechos: 1) la antigua escritura hebrea no contenía vocales y, 2) la
pronunciación del nombre de su dios era prohibida como símbolo de respeto.
La palabra Jehováh nace
de la unión del nombre YHWH (sin vocales) con las vocales de la palabra Adonay
que significa Mi Señor. Adonay fue ampliamente usado y fue reemplazando el
nombre de Dios para que éste no fuese pronunciado. Fue tan popularizado que, al
traducirse la biblia al Castellano, algún español escribió Jehovàh por YHWH, y así
se ha mantenido por los siglos de los siglos aun cuando los estudiosos y los
israelitas afirman que la pronunciación correcta es Yahvèh.
Gracias por leerme sin
considerar esto un ERROR.
Lic./Psic. J. A. Gómez Giménez.
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