jueves, 30 de abril de 2020

HISTÓRIA DE LA EDUCACIÓN EN VENEZUELA (1950-2002)


          La evolución de la Educación en Venezuela se realizó de forma lenta. Desde el inicio del siglo XX y hasta finalizada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1948-58), las escuelas que impartían la educación primaria y secundaria, además de las restantes instituciones como las de educación superior fueron creciendo lentamente, pero a principios de la década de los años 60 la educación venezolana presentó una expansión espectacular, estimulado por un proceso de masificación educativa que se tornó favorable y un aumento en el acceso a la educación de forma notoria para todas las clases sociales del país.
          Por lo tanto, no es de extrañar que el gran desarrollo del sector educativo en Venezuela para los años 60, se deba principalmente a la caída de la dictadura, que trajo profundos cambios al sistema educativo, entre los que destacan el inicio del proceso conocido con el nombre de la Democratización de la enseñanza, con especial atención a los sectores de educación primaria y secundaria, por lo que se crearon nuevas instituciones y se incrementó el número de maestros y profesores. Una segunda explicación posterior de este desarrollo del sistema educativo se encuentra ligada al entorno económico favorable que presentaba el país para los años 70, sustentado entre otras cosas al aumento de los precios del petróleo en los mercados internacionales, lo cual permitió la entrada de grandes cantidades de divisas al país, situación no esperada en la historia reciente de la renta petrolera en la cual se apoyaba el Estado Venezolano.
       Es así como se inicia una política educativa agresiva, sustentada en la teoría del Capital Humano la cual se encuentra de manera explicita en el V Plan De La Nación, donde el Estado Venezolano se fija una política desarrollista para las áreas económico y social, incluyendo la educación.
       En atención a lo anterior, en este artículo se realizará un recorrido relacionado al comportamiento legal y matricular de la educación preescolar, primaria, secundaria y superior en los últimos 52 años, y se podrá apreciar de una forma más ilustrativa, las tendencias tanto positivas como negativas, del sistema formal de la educación. Para ello se utilizaron datos recopilados basados en las cifras oficiales publicadas por el Ministerio de Educación, a través de diversas publicaciones entre las cuales destacan las estadísticas educacionales y memoria y cuenta (1950 hasta 2002) referente a matrículas iniciales del sistema educativo nacional.

Educación Preescolar                                  

      Durante la época en que se inicia la democracia en Venezuela (1958), la educación preescolar estaba en un alto porcentaje en manos del sector privado, eso trajo como consecuencia que solo podían tener acceso a ella, niños cuyos recursos económicos le permitieran a sus padres pagar este tipo de planteles, los demás tenían que esperar los siete años de edad para ingresar a la escuela. Debido al inminente desarrollo de la educación preescolar en el país, cuyo crecimiento para el año 1964 se ubica en atención a 21.800 niños aproximadamente, de un universo que rondaba 957.000 niños que conformaban la población escolar para ese año, precisamente en el periodo que va desde 1964 hasta 1969 se crea la oficina de planeamiento integral de la educación del ministerio de educación (EDUPLAN), donde estaba adscrita la subcomisión de educación preescolar cuyo objetivo primordial fue elaborar el programa, las guías de estudios y otros instrumentos curriculares del nivel.
       Por otra parte, es de hacer notar que la educación preescolar fue institucionalizada como nivel obligatorio del sistema educativo en la Ley de Educación de 1980, debido a que antes era una dependencia adscrita a la educación primaria y secundaria, pero es a partir de esta fecha cuando realmente es considerada obligatoria y como requisito indispensable para entrar a la educación primaria. En lo que respecta al año 1952 la educación preescolar contaba con apenas 10.578 niños matriculados, esta proporción representa sólo el 0,19 % de la población total para ese año. Para el año 1980, es decir, 28 años después, el sistema contaba con 344.287 niños inscritos en la educación preescolar, cifra que representaba el 2,28 % de la población total, lo cual indica un crecimiento promedio interanual del 14,2 % para el periodo 1952-80 que es a todas luces espectacular.
       Cabe señalar que para el año 2002 la matrícula de educación preescolar asciende a 863.364 niños inscritos, lo cual representa un 3,4% de la población total y donde se observa un incremento interanual desde los años 80 de 4,4% en promedio.
       A juzgar por lo anterior, la tasa de crecimiento interanual de la matrícula de educación preescolar ha mostrado un comportamiento en concordancia con la historia socio-económica de Venezuela, tanto que para el período 1952 hasta 1980, la tasa de crecimiento promedio interanual de los inscritos en preescolar se situó en un 14,2 %, la más alta de todos los niveles educativos, pero el aumento mas alto se observa precisamente en el periodo lectivo 1974-75 donde el crecimiento de la matrícula es del 63,5 % con respecto al año anterior, claramente esta cifra coincide con las altas tasas de crecimiento económico y poblacional que experimentó el país en la década de los años 70.
     Consecuentemente, dicho comportamiento se estanca a principios de los años 80 hasta el año 2002, registrando una leve recuperación para 1982 (22,3 %), esto se le atribuye a una clara expansión del sistema educativo acompañada de la creación de instituciones privadas en este nivel y a una alta capacidad de pago a este servicio favorable para todos los niveles de la población.
       Es importante observar que en la segunda mitad de la década de los años 80 el crecimiento de este nivel educativo no fue favorable en comparación con años anteriores y la tendencia indicaba que con las políticas actuales del sector educativo, no existe posibilidad de recuperar los niveles arrojados en los años 70. No es para nada aventurado afirmar que el bajo comportamiento matricular en el nivel de preescolar para los años 90, se deba explícitamente al déficit presente en la clase media baja y baja de la población que no pudo cubrir las necesidades de educación de sus niños.
      Por ende estos resultados sugieren que para la clase alta y media alta de la población ya se tenían cubiertas las necesidades de educación de los niños en edades comprendidas de 4 a 6 años. No obstante, en lo que respecta a la tasa de crecimiento de la matrícula de educación preescolar para los últimos 50 años, esta se ubicó en un 10 % anual en promedio, tasa que se encuentra acorde con el comportamiento de la tasa de crecimiento poblacional arrojada para el mismo periodo de estudio.

Educación Primaria                                                                                         

      En cuanto a la educación primaria, la misma tiene su base legal en la Ley de Educación (1980), donde se establece como principal meta, la contribución del profesor a la formación integral del alumno, según la Ley de Educación de ese mismo año.
    Por otra parte, cabe señalar que durante la década de los años 70 se realizaron reformas educativas, en las cuales se rediseñaron planes y programas con la finalidad de aumentar la cobertura de la educación primaria. Posteriormente en la década de los años 80 es iniciada con la aprobación de la Ley de Educación y el 13 de junio de 1980 se decreta la creación del subsistema de educación básica cuya duración de nueve años. Por su parte este nivel educativo básico se consolida en 1988, mediante los instrumentos requeridos para tal fin, tales como: programas de estudio y manuales del docente, además se incluye la educación ambiental en el diseño curricular de la misma.
     Finalmente, para el periodo 1990-94, se implementa una series de políticas que permitieron adaptar al venezolano a las necesidades y requerimientos del país, tomando en cuenta que dentro del sistema curricular debían incorporarse asignaturas como Educación para el trabajo, concibiendo la educación como una tarea a lo largo de la vida del estudiante, además de la enseñanza de valores elementales tales como el de libertad, solidaridad y justicia, entre otros.
       En lo que respecta a la educación primaria se aprecia que para 1950, los niños inscritos en este nivel totalizaron en 471.799 representando el 10 % de la población total, para el año 1960 el incremento de la matrícula es espectacular, 1.074.434 niños se encontraban inscritos en todas la escuelas primarias del país, la cifra representa el 14 % de la población total en ese año, y la tasa de crecimiento interanual promedio de la matrícula total durante la década de los años 50 fue del 8 %, resultado que no es de extrañar para la presente expansión educativa en esa década.
        Sin embargo, para la década de los años 80 el crecimiento en la matrícula se hace más lento, los registros muestran que para 1980 el número de matriculados en este nivel totalizó en 2.456.815, representando el 16,28 % de la población total, para los años 90 se registraron 3.036.219 niños inscritos en primaria (15,27 % de la población total) y en las cifras disponibles para el año 2002 la matrícula totalizó en 3.506.780, representado el 13,97 % de la población total, lo cual permite apreciar de forma notoria la disminución consecuente de dicha matrícula desde los años 90.
El balance de los resultados en la educación primaria revelan que desde 1950 hasta el 2002 la tasa de crecimiento interanual de los alumnos inscritos en todas las escuelas primarias nacionales se sitúa en alrededor del 4 % anual. Se observa un interesante incremento interanual de la matrícula en educación primaria para 1960 del 22,5 %, la tasa más alta registrada hasta ahora en este nivel. El incremento notorio es producto precisamente del proceso democrático estimulado por las políticas educativas hacia la masificación de la escuela primaria en todo el país. Al igual que en los registros de educación preescolar, la gran parte de la población tenía acceso a las escuelas primarias, públicas y privadas, gracias a los altos niveles de equidad con los que contaba el país en esa época. Del mismo modo, se puede observar un notorio estancamiento en el crecimiento de este nivel educativo desde principios de los años 80, el cual se ha mantenido relativamente estable hasta principios de los años 90 arrojando una tasa de crecimiento promedio interanual del 2,14 %.
       La gran disminución de la matrícula registrada hasta los momentos es justificable por el hecho que, es precisamente en este nivel donde se observan altos niveles de deserción, el cual han influido de forma significativa sobre el crecimiento de los alumnos inscritos en las escuelas primarias.
La deserción es uno de los problemas recurrentes de la educación primaria en Venezuela, algunos la llaman Expulsión escolar y representa una magnitud tan alta en el país, que existe la posibilidad de afirmar que, si no se resuelve este problema a tiempo, el país seguirá disminuyendo sus posibilidades de salir del subdesarrollo. Si bien es cierto, una gran parte no determinada de estos niños regresan al sistema educativo en la modalidad de educación de adultos, es posible que mucho más de la mitad todavía quede desprovista de los medios elementales para llevar una vida humana digna.
      En ello radica la importancia de estimular el desarrollo en este nivel a través de políticas de inversión en educación eficientes con la finalidad de poder dotar a la gran mayoría, de las necesidades fundamentales para el desarrollo intelectual a temprana edad.

Educación Secundaria                                                                             

        Este nivel se fundamenta en las finalidades generales y especificas contempladas en la Ley de Educación (1980), entre las cuales destacan: la consecución del proceso formativo del alumno el cual ha sido iniciado en los niveles que la preceden, además de ampliar el desarrollo integral del alumno y su formación cultural, así como también, que el alumno posea la capacidad de definir el campo de estudio futuro para que pueda incorporarse al trabajo productivo.

         Por otra parte, el plan de estudio de educación secundaria se basa en el conjunto de asignaturas orientadas a ampliar el rango de aprendizaje de los alumnos en cuanto a los aspectos, culturales, psicológicos y pedagógicos, establecidos en la normativa legal vigente para este nivel.

         Es importante mencionar, que para la inserción de los egresados de la educación secundaria a la educación superior, se toman en consideración un conjunto de normas establecidas en el proceso nacional de admisión a la educación superior el cual es supervisado por el consejo nacional de universidades (CNE). Entre las cuales destacan: el ingreso a través de la oficina de planificación del sector universitario (OPSU), el cual por medio del sistema de preinscripción oferta a todos los aspirantes la posibilidad de ingresar a las diferentes instituciones de educación superior, cuyo principal requisito para optar a la preinscripción es la presentación de la prueba de aptitud académica (PAA), cuyo resultado, promediado con el record académico de los aspirantes, conformarán el índice académico, que será el indicador que decide la oportunidad del alumno.
        Por otra parte la segunda forma de ingreso, esta compuesta por las diferentes pruebas que ofertan cada universidad, en las distintas carreras, sin embargo para optar a esta opción el alumno deberá estar preinscrito. Igualmente el crecimiento de la matrícula en el sub sector de la educación secundaria, al igual que preescolar y primaria, es también notoria durante el periodo de estudio.
       En tanto que para el año 1950, donde no existían tantas escuelas secundarias como ahora, el número de inscritos para ese año fue de 26.954 jóvenes, lo cual  representó un 0,5 % de la población total, es decir, menos del 1 % de la población para ese año, este resultado indica que para 1950 el 10 % de la población total estudiaba primaria y sólo el 0,5 % realizaba estudios de secundaria. A comienzos del periodo democrático estas tendencias empiezan a incrementarse, debido al aumento del número de escuelas a nivel nacional, tanto que para 1960 la matrícula de educación secundaria fue de 127.198 jóvenes representando un 1,6 % de la población total, esto implica que desde 1958, alrededor de 50.000 jóvenes iniciaron estudios de secundaria en solo 3 años.
        Debido al crecimiento de la matrícula en los años 60 y al aumento del número de instituciones educativas para el mismo periodo, la misma se ubicó para principios de los años 80 en 820.660 alumnos inscritos, representando un 5,4 % de la población total, es decir, el número de jóvenes que iniciaron estudios secundarios entre 1960 y 1980 fue de casi 700.000 jóvenes, representando un aumento interanual del 10 % respectivamente en 20 años. Es importante tener en cuenta que al igual que en primaria, la deserción a este nivel se hace latente para la primera mitad de la década de los años 80, y puede apreciarse claramente un crecimiento muy lento hasta finales de los años 90 y una recuperación a principios del 2000.
         Es por ello que la tasa de crecimiento interanual de la matrícula de educación secundaria se ha incrementado en los últimos 52 años en 9 % aproximadamente, y el crecimiento más notorio ocurrió a finales de la década de los años 50 y en la primera mitad de los años 60, donde la tasa de crecimiento promedio interanual fue del 17,54 % en ese intervalo de años. Debe resaltarse el hecho que dicha tasa fue la más alta registrada hasta ahora para este nivel educativo.
       Posteriormente, se puede apreciar una disminución de dicha tasa en la segunda mitad de la década de los años 60 ubicándose en 9 % aproximadamente. En el resto de los años, desde principios de los años 70 hasta las puertas del 2002, la tasa de crecimiento promedio interanual de los inscritos en la educación secundaria disminuyó en 5 % aproximadamente y se mantuvo más o menos estable a excepción de una leve recuperación en el periodo 70-84 donde la tasa de crecimiento interanual fue en promedio 7 %, pero esta recuperación significó un efecto compensación, ya que las tasas fueron negativas para los años 73, 79 y 80, ubicándose en un 8 % en promedio, lo que implica una disminución en términos reales de 1 % en la tasa de crecimiento, cifra que no parece indicar tanta gravedad en la evolución de la educación secundaria para el periodo 70-84.

Educación Superior                                                                                                             

        Es importante destacar, que como consecuencia del auge petrolero de la década de los años 50 la educación en Venezuela no era considerada como una prioridad para el gobierno, debido a que para la época las necesidades de mano de obra calificada eran solucionadas con la inmigración europea de empleados técnicos y profesionales. Para 1950, en Venezuela existían únicamente 3 universidades, la Central, la de los Andes y la del Zulia, debido a que en el periodo de dictadura los estudiantes universitarios eran los principales opositores del gobierno. Por otra parte, con el levantamiento de la democracia en 1958, nace la autonomía del sector universitario, y el auge de las mismas, además del aumento de la renta petrolera y de la implantación del modelo de sustitución de importaciones, el cual permitió un rápido crecimiento de las instituciones que impartían la educación superior.

       Sin embargo, este incremento de instituciones no ha garantizado el aumento de la calidad sino más bien todo lo contrario, ya que proliferaban las instituciones que no reunían los requisitos mínimos para un trabajo académico digno de considerarse en ese nivel superior.

       Para 1970, se poseían aproximadamente 12 instituciones, de las cuales 9 eran públicas. Sin embargo para ese mismo año, se implementó una reforma en la Ley de Universidades que tuvo como principal propósito tener un mayor control por parte del gobierno sobre las universidades, tanto en lo académico, administrativo y financiero entre otros. En ella se le confiere más poder al Consejo Nacional de Universidades (CNU), otorgándole nuevas funciones en lo concerniente a responsabilidades normativas y la distribución del presupuesto de las universidades públicas, además se crea la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) como organismo se asesoría técnica del CNU en cuanto a la programación de las mismas.

Finalmente en 1980 existían 62 instituciones aproximadamente, de las cuales 13 eran universidades públicas, además en ese año el Congreso Nacional aprueba una Ley Orgánica de Educación más avanzada, con el fin de reorientar el desarrollo de este sector e introduce nuevos elementos que servirían para sistematizar la heterogeneidad institucional presente en la época.
Por otra parte, con relación al subsistema de educación superior, las cifras  muestran un incremento acelerado en el tamaño de la matrícula a finales de los años 50 y este se acentúa a principios de los años 70. En tanto que para la década de los años 50 el número de inscritos en las universidades totalizó 22.000 alumnos aproximadamente, lo cual representó sólo el 0,3 % de la población total, este registro aumentó en 85.000 alumnos universitarios inscritos para los años 70, un 0,8 % de la población total, 300.000 en los años 80 (2,4 % de la población para ese año), luego se duplica en los años 90 a 600.000 alumnos inscritos aproximadamente representando un 3 % de la población total y finalmente para el 2002 la cifra asciende a casi 900.000 estudiantes universitarios inscritos en el sistema, lo que significa un 4 % aproximadamente de los 23 millones de habitantes que se encuentran en el país.
      Vale la pena destacar, que este incremento de la matricula en la educación superior vino acompañado por la inserción de la mujer en este sector durante las últimas tres décadas, sobre todo en áreas de conocimiento que antes eran dominadas por el hombre, entre las cuales destacan las Ciencias sociales, Las Ciencias de la Educación, aunque en menor medida también destaca la incorporación de la mujer en el área de ingeniería, arquitectura y Tecnología.
       Por otra parte, en lo que respecta a la tasa de crecimiento interanual de la matrícula en la educación superior, ésta demuestra que en promedio el sistema ha crecido a una tasa del 15 % los últimos 52 años, cifra bastante alta para los acontecimientos pocos positivos por los que ha trascurrido este nivel educativo desde la década de los años 50 hasta ahora. En este marco, se observa que la tasa de crecimiento interanual más pronunciada de la matrícula universitaria se presenta a mediados de los años 50 ubicándose en un promedio de 38,6 % anual, tasa que es muy favorable a pesar que en el país existían apenas tres universidades, y este sector no estaba en su máximo desarrollo,
      Del mismo modo, se puede observar que dicha tasa presenta una clara disminución desde principios de los años 60 hasta una recuperación observada en la primera mitad de los años 70, la tasa de crecimiento promedio interanual para ese periodo se ubicó en 13,19 %. Cabe señalar, que durante los años 70 esta tasa de crecimiento aumentó 3 puntos en comparación con la arrojada a finales de los 60, ubicándose en casi 16 % para esos años. Luego disminuye nuevamente a principios de los 80 manteniéndose más o menos estable hasta finales del año 2000 teniendo ésta un valor promedio de crecimiento interanual del 5 %. Para el año 2002 esta tasa se recupera 5 puntos y cierra el ciclo con una tasa de crecimiento promedio del 10 % en solo 2 años.
      La desaceleración en la matrícula de educación superior a partir de los años 80, puede ser explicada por diversos motivos. Primero por el hecho que el crecimiento de la matrícula llega a su tope de máximo crecimiento en el año 73 (23 %). Por otra parte, hay que señalar la situación por la que atravesó el país y en general América Latina durante la década de los años 80, la cual fue denominada por algunos autores como la Década Perdida, en todos los aspectos.
          A modo de resumen la evolución de la educación en Venezuela ha tenido sus efectos positivos y negativos, pero dicho comportamiento no es de extrañarse si recordamos que los cambios en el sistema educativo venezolano han sido muy lentos, y aunado a esto a través de nuestra historia contemporánea hemos experimentado cambios dramáticos en el crecimiento poblacional, en la tecnología, y la economía en general, por lo tanto, no es de extrañarse los efectos observados en las tasas matriculares de los diferentes niveles educativos, las cuales se deben fundamentalmente a una serie de ineficiencias que se han hecho más evidentes con la actual crisis económica por la cual atraviesa el país, además, de la disminución de los recursos económicos que antes hacían posible disimular tales ineficiencias, entre las cuales destacan: la falta de capacitación docente en los diferentes niveles educativos, la baja calidad de los servicios que ofrecen las instituciones públicas, entre otras.
          Por otro lado, es importante acotar que ha habido un avance significativo en la incorporación de la mujer, en todos los estratos del sistema educativo y en especial al de la educación superior, por ello en los últimos años se ha observado una gran inclusión en la matrícula universitaria de la mujer, lo cual se evidencia en que las mismas forman parte en muchas carreras universitarias, compitiendo abiertamente en el mercado laboral con los hombres.
           Por consiguiente, la mujer venezolana ha incrementado de manera notable su participación en el mercado laboral, ello se debe por un lado, al aumento de la necesidad que ha tenido la mujer de obtener ingresos adicionales para el mantenimiento de su hogar o colaboración al mismo, y por el otro al incremento del número de hogares donde la madre es la jefe del mismo. De tal manera que estos acontecimientos han aportado al establecimiento de un nuevo patrón, donde la participación de la mujer venezolana en la actividad económica del país ha venido incrementándose. Aunado a esto hay que acotar la crisis económica que ha azotado al país desde 1980 hasta nuestros días, lo cual ha venido presionando a las mujeres, a tal punto que las mismas en la búsqueda de una solución se ven en la necesidad de conseguir un trabajo, que les permita alcanzar un nivel que en algunos casos, llega a la subsistencia de ellas y su familia.


Lic./Psic. J. A. Gòmez Gimènez.

domingo, 19 de abril de 2020

La verdadera Historia del 19 de abril de 1.810


          En el anecdotario republicano de Venezuela, el 19 de abril de 1.810 representa simbólicamente la Independencia, aun cuando realmente fue un acto de fidelidad a la monarquía borbónica, por cuanto ese día se instaló en Caracas la Junta Defensora de los Derechos del rey Fernando VII, fenómeno generalizado para el resto de Hispanoamérica.
          Entre la historia social de la Independencia, espacio de conocimiento abierto a múltiples investigaciones, y la historia cultural de la conformación de las nuevas entidades del poder político, media el universo simbólico de los imaginarios sociales y de las representaciones colectivas de la Nación. Se trata, en un esquema abierto de análisis semiológico (estudio de los signos), del reconocimiento de una naturaleza histórica, convencional, que le otorga significado y sentido al acontecimiento (significante) porque el mismo forma parte de un sistema cultural de significaciones.
          En el caso que nos ocupa, se trata de abordar el proceso de transformación del 19 de abril de 1.810 como fecha inicial de nuestra independencia, a pesar de su carácter de acto de fidelidad al rey y a la monarquía española. En este sentido, el 19 de abril inaugura el calendario nacional y pasa a ser el Año I de la República, sin que existieran formalmente ni la república ni la nación.
          Desde las perspectivas de una historia positivista, podemos decir que esta confusión responde a una manipulación de los hechos por parte del discurso nacionalista y de la historia patria, que ha reducido el hecho a la actuación del canónigo cortés de Madariaga, quien, supuestamente logra la renuncia del Capitán General Emparan, gracias a una hábil maniobra política llevada a cabo en la sesión de aquel Jueves Santo, en la Sala Capitular del Ayuntamiento caraqueño.

                                   El tumulto del 19 de abril de 1810Juan Lovera (1835).

          Pero para llegar al 19 de Abril debemos retroceder hasta 1.807 y dirigirnos a la Francia napoleónica que ocupa militarmente el territorio español amparado en el Tratado de Fontainebleau, firmado entre Manuel Godoy, ministro del rey Carlos IV (padre de Fernando VII) desde 1.792, y Napoleón Bonaparte, Emperador de los franceses desde 1.804, por medio del cual España permitía el ingreso del ejército galo a su territorio con el propósito de invadir Portugal, aliada de Inglaterra y en guerra contra Francia.
          Este hecho desencadena un levantamiento popular el 2 de mayo de 1.808 en Madrid, dando inicio a la Guerra de Independencia de España contra la ocupación francesa, en cuyo contexto se crean las Juntas Defensoras de los Derechos de Fernando VII, cautivo de Bonaparte en Francia, quien había abdicado el trono a favor del hermano de Napoleón, José Bonaparte.
          De esta manera, las Juntas Defensoras se transforman en la respuesta nacional y popular de los españoles a la ocupación francesa, culminando el 25 de septiembre de 1.808 con la constitución en Aranjuez de la Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino, la cual desconoce las abdicaciones de Bayona y asume los poderes ejecutivo y legislativo del Reino, mientras se restaura la autoridad del monarca cautivo en Francia.
          Esta Junta había promovido la unidad de peninsulares y americanos en defensa de la dinastía borbónica y convocado una reunión de las Cortes, el parlamento medieval español, con representación de las provincias hispanoamericanas. Sin embargo, en enero de 1.810 se disuelve la Junta Suprema y se instala el Consejo de Regencia, mientras sesionan las Cortes en Cádiz.
          La reacción a estos acontecimientos no se hace esperar en Caracas y el 19 de abril de ese mismo año, en el cabildo de esa ciudad, se congregan los sectores representativos de la sociedad: el clero, los notables y letrados, los miembros del cuerpo de veteranos y de las milicias, los altos funcionarios peninsulares, junto a los alcaldes del cabildo, Martín Tovar y Ponte y José de las Llamosas, para hacer del conocimiento de las autoridades españolas, encabezadas por el Capitán General Vicente de Emparan, de la necesidad imperiosa de constituir una Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII, la cual le otorgase autonomía al gobierno provincial en la misma línea de acción de las juntas que ya se habían creado en la Península.
          En nuestro caso, el cabildo caraqueño es la institución que asume la Soberanía interina a falta del Rey, y toma en sus manos el gobierno de la Provincia. En el acta levantada en aquella memorable jornada, se señala que la Junta es creada con el propósito de atender la salud pública de un pueblo que se encuentra “en total orfandad, no solo por el cautiverio del Señor Don Fernando Séptimo, sino también por haberse disuelto la Junta que suplía su ausencia en todo lo tocante a la seguridad y defensa de sus dominios invadidos por el Emperador de los Franceses”; y, en segundo lugar, se destaca la necesidad de:
“erigir en el seno mismo de estos Países un sistema de Gobierno que supla las enunciadas faltas ejerciendo los derechos de la Soberanía que por el mismo hecho han recaído en el Pueblo conforme á los mismos principios de la sabia Constitución primitiva de la España, y á las maximas que ha enseñado y publicado en “innumerables papeles la Junta Suprema extinguida”. (Sic).
          La Junta Suprema que se constituye ese 19 de abril, asume el gobierno provisional “en el Real nombre Del Señor Don Fernando Séptimo” y procede a organizarse inmediatamente, según auto del 27 de abril de 1.810. Este nuevo gobierno, el día 20 destituye a las autoridades españolas y dirige su primera alocución al pueblo, informando lo acontecido en Caracas el 19 de abril.
          Hasta aquí, más o menos es lo que nos enseñan en el aula los docentes de Historia con más errores que aciertos, mentiras que verdades la Historia del 19 de abril. Entonces ¿cuál es la verdadera Historia respecto a ese significativo día?...
Un jueves santo del año 1.810, específicamente el día 19 de abril se da en Caracas el primer paso de una etapa crucial en la historia de Venezuela. Ese día, el cabildo de Caracas, con apoyo de una parte del pueblo y de importantes sectores de las fuerzas armadas, tanto de los batallones de veteranos como de milicias, así como destacados personajes del clero, la sociedad y de los intelectuales, depuso al Gobernador y Capitán General Vicente de Emparan y a los demás altos funcionarios españoles, enviándolos al exilio.
          Dicho movimiento revolucionario se llevó a cabo de manera incruenta e impactó en los campos político, económico, social y cultural no sólo de Venezuela sino de toda América del sur.
          La invasión en 1.808 de España por parte de los franceses y el arresto del rey Carlos IV y su sucesor Fernando VII, crearon el vacío el poder propicio para los intereses del mantuanaje caraqueño. 
          Al enterarse los mantuanos que todas las provincias españolas se organizaron para preparar la resistencia contra las fuerzas invasoras y dirigir la política de cada región, solicitan al Capitán interino de Venezuela, Juan de Casas, que organice una junta con la misma característica de las españolas y en la cual tuvieran ellos el puesto preponderante; en otras palabras era una revolución interna que no pretendía cambiar el orden social.
          En definitiva, la conspiración de 1.808 fracasó debido a que el Capitán General no accedió a las demandas de los mantuanos, encarcelando a los más exaltados y enviando a sus haciendas a los más moderados. También fracasó por el apoyo de los oficiales de las milicias de pardos, quienes se presentaron ante Casas dispuestos a combatir contra los mantuanos, si persistían en sus propósitos.
          El 19 de abril de 1.810 renació la conspiración de los mantuanos, quienes tenían la cooperación de los batallones veteranos o las milicias, y el apoyo de los notables, los intelectuales, parte del clero y otros sectores de la sociedad, y de un núcleo considerable del pueblo. Una vez eliminada la posibilidad de toda resistencia en la Península, los notables caraqueños concibieron la constitución de una junta como las formadas en España para regir los destinos de la provincia.
          Los criollos decidieron desde tempranas horas de la mañana dar marcha a un movimiento para que el Capitán General, Vicente de Emparan, encabezara una junta de gobierno de la que ellos formarían parte para defender los derechos del rey de España, Fernando VII, apresado por las fuerzas de Napoleón Bonaparte.
          Pero ¿qué estaba pasando en España?...
          Ante el avance de las tropas napoleónicas que se habían apoderado de casi toda la península ibérica con excepción del sur, la junta de gobierno de España dio paso a una regencia que no tenía control sobre prácticamente nada. Aparte, la junta provincial española se había dado a la fuga o estaba en manos de Francia. Ante eso, en Caracas un grupo de criollos buscó armar una junta de gobierno que salvaguardara los derechos españoles.
          Un par de años antes, en abril de 1.808, había ocurrido un primer intento, pero ese movimiento que se llamó la Conspiración de los mantuanos, fracasó porque el Capitán General no aceptó encabezar una junta con los criollos y pudo en aquel entonces descabezarlo. En 1.810, la cosa fue diferente porque el Capitán Emparan aceptó en principio acompañar a estos señores al Cabildo a escuchar su propuesta.
          ¿Cómo sucedieron los hechos en Caracas?...
          Vicente de Emparan se encontró con que había una gran cantidad de gente en el Ayuntamiento y que no solo eran los integrantes del Cabildo de Caracas sino que había un cabildo abierto, cuando él era el único que podía hacer ese llamado. Emparan entró, preguntó qué hacían allí y le dijeron: “Queremos que usted, ante la gravedad de la situación en España y ante la caída inminente en Cádiz, encabece una junta de gobierno por la defensa de los derechos del rey Fernando VII y queremos que lo haga cuanto antes”.
          Emparan hizo tiempo y esperó hasta las nueve de la mañana, se fue a la Catedral y dejó sin respuesta a quienes estaban en el Cabildo. Francisco Salias, que pertenecía a este movimiento, lo detuvo antes de entrar al templo y le dijo que tenía que devolverse. Emparan se dio cuenta que no contaba con el aparato militar, cruzó la plaza y la confirmación de esto fue cuando llegando al Ayuntamiento notó que el batallón que estaba allí no le rindió honores por su alta investidura; entendió que había un movimiento de cierta envergadura que era difícil evadir.
          La actitud de Salias fue ampliamente celebrada por la multitud en general y por un grupo de conjurados. Ante la osadía de Salias, los soldados de la guardia del Capitán General hicieron ademán de apercibir sus armas, pero una orden del oficial venezolano que los comandaba, los mantuvo firmes en sus puestos sin intervenir.
          Emparan regresó al Cabildo, acompañado de los alcaldes, regidores y notables, mientras una multitud invadía la plaza mayor. Al poco tiempo llegaron al Cabildo el abogado Juan Germán Roscio, el canónigo José Cortés Madariaga y otros representantes del pueblo y del clero, quienes se incorporaron a la reunión.
          El Capitán, persona sumamente hábil, pensó en lo que podía conseguir y hasta dónde podía llegar en su posición. Llamó al Intendente General, al Presidente de la audiencia y al alto mando militar para ganar tiempo. La posición de Emparan fue: “yo no puedo encabezar una junta de gobierno con civiles si yo no tengo la autorización de algún órgano de gobierno de España”. Esa situación se mantuvo durante horas. Pasó el mediodía, llegaron las tres de la tarde y cada vez había más gente a la expectativa, no solo en la sede del Ayuntamiento sino en la Plaza Mayor.
          Como a las 3:30 pm, el sacerdote chileno Madariaga, quien tenía un cargo en la Catedral y se encontraba involucrado en el movimiento, se molestó y le dijo a Emparan: “Capitán, esto va para demasiado tiempo, yo lo insto a usted a que encabece la junta”. Ante esa presión, Emparan ideó un plan para desarticular la revolución que se estaba forjando; salió al balcón, abajo estaba la gente.
          Emparan se asomó y la gente hizo silencio frente a su presencia; entonces el Capitán preguntó: “¿Ustedes quieren que yo los mande?” y nadie respondía. Pero entre la multitud había miembros del grupo conspirador que auparon a la gente a gritar que no.
          Emparan, arrogante, les respondió: “Si ustedes no quieren que yo los mande, yo tampoco” y renunció en público. Presionado por los factores de poder presentes en el Cabildo de Caracas, Emparan pronunció las palabras que señalaron el principio del fin, al menos jurídicamente, del régimen español en Venezuela. El problema es que en un momento se pensó que el Capitán asumiera la junta de gobierno pero no se esperaba que renunciara. Y de hecho tenía que renunciar por cuanto él era afecto al ideal Napoleónico, de manera tal que si hacía pública esta información seria depuesto y denunciado ante las autoridades en España donde se le seguiría juicio por traición al rey. 
          Y si se declaraba Fernandino, es decir, afecto al rey español, entonces perdería el favor de las autoridades francesas que posteriormente subyugarían las colonias de España. De manera tal que su única opción era renunciar en lugar de, utilizando la fuerza desalojar los espacios públicos y el Cabildo colocando bajo custodia a Madariaga y compañía. Hubo entonces que redactar un acta en la que el Capitán firmó formalmente su renuncia. Al día siguiente lo enviaron preso a Puerto Rico y se creó la junta de gobierno.
          Fue así como, de la noche a la mañana, un movimiento que comenzó como un ente progobierno en defensa de los derechos del rey Fernando VII, se encontró con un hecho totalmente diferente. Esto, sin duda alguna, fue el primer paso a la independencia de Venezuela.
          En conclusión, aunque el 19 de abril de 1.810 no fue declarada jurídicamente la Independencia de Venezuela, políticamente se produjo un cambio radical que culminó con la declaración del 5 de Julio de 1.811. No obstante se debe recordar que para entonces la idea de la independencia todavía no aparecía como objetivo principal en las mentes de los líderes revolucionarios y será solo, cuando se convoque al primer congreso de Venezuela, y a través de los meses de discusión ideológica que seguirán, que tal planteamiento llegará a materializarse.
          El 11 de junio de 1.810, la Junta Suprema de Caracas lanza su histórica “Convocatoria a elecciones de Diputados y Reglamento de las mismas” para las provincias que conformaban la Capitanía General de Venezuela y el 2 de marzo de 1.811, entre tradición y modernidad, defendiendo los derechos de Fernando VII y el misterio de la concepción de la Virgen María, en ejercicio de la soberanía emanada de la elección popular de cada uno de los representantes allí presentes, como diputados provinciales, se instala en Caracas el Congreso Constituyente de 1.811, el cual declara la independencia absoluta de Venezuela del imperio español el 5 de julio de 1.811.
          Hasta ese día la Junta Suprema de Caracas había actuado bajo los principios de fidelidad a Fernando VII, situación que cambia radicalmente con la declaración de Independencia y la instalación de un gobierno libre, sustentado en la Constitución aprobada por el Congreso de 1.811. Con ello, nace la República de Venezuela y se establece un nuevo Estado sobre los principios liberales difundidos por los pensadores ilustrados del siglo XVIII, por la Constitución de los Estados Unidos de América, de 1.787, primera constitución escrita, y por la Revolución Francesa de 1.789.
          Viene a ser, pues, el 5 de julio, la verdadera fecha independentista de los venezolanos, el año I en el que se da inicio al nuevo tiempo histórico republicano. Sin embargo, otro es el referente que simbólicamente construye la sociedad. En este acto festivo se expresa el júbilo colectivo por una fecha que se transforma, en la práctica, en el punto de partida del calendario republicano, en la fecha de nacimiento de la Nación que, en la unanimidad de la fiesta, levanta los referentes simbólicos de una nueva comunidad política que va a formalizar su nacimiento como estado, como república, el 5 de julio de 1.811.

          Viva Venezuela libre.

          Lic./Psic. J. A. Gómez Giménez.